Nuestros viñedos se encuentran en el este de Calaceite (Matarraña) y en el sureste de Batea (Terra Alta), entre los 300 y 350 metros sobre el nivel del mar. En particular, la finca de Batea está entre las más elevadas del término municipal. Todas las parcelas están naturalmente protegidas por zonas de monte que las rodean, ofreciendo un entorno resguardado.

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Los suelos son de tipo “panal”, compuestos por un 38% de arena, 22% de arcilla y 40% de limo. Son terrenos pobres en materia orgánica.

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La pluviometría es baja, con una media de apenas 500 mm anuales, y no utilizamos riego. Esta escasez hídrica, aunque exigente, contribuye a un vigor moderado y a una baja humedad relativa, condiciones ideales para mantener las cepas en buen estado sanitario de forma natural.

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El clima es marcadamente continental, con importantes contrastes térmicos, niveles variables de humedad y viento. Estas condiciones favorecen un desarrollo sano del ciclo vegetativo y una maduración completa de la uva.

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No disponemos de maquinaria agrícola pesada, y trabajamos con prácticas sostenibles: cubiertas vegetales espontáneas entre las calles y acolchados naturales bajo las cepas, que ayudan a conservar la humedad y la estructura del suelo.

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El trabajo en el viñedo es manual y atento a los ciclos lunares y siderales, aplicando algunos principios de la biodinámica. La vendimia se realiza a mano, de noche y en cajas pequeñas, aprovechando el frescor para preservar la uva en óptimas condiciones hasta su llegada a bodega.

 

Gracias al cuidado en el campo, solemos obtener uvas maduras y sanas, que nos permiten elaborar vinos limpios, expresivos y singulares sin necesidad de añadir nada durante la vinificación.